miércoles, 4 de junio de 2008

A TODOS LOS UTÓPICOS VENCIDOS

Enorgullécete de tu fracaso,
que sugiere lo limpio de la empresa:
luz que medra en la noche, más espesa
hace la sombra, y más durable acaso.

No quiso Dios que dieras ese paso,
y ya del solo intento bien le pesa;
que tropezaras y cayeras, ésa
es justicia de Dios: no le hagas caso.

¿Por lo que triunfo y lo que logro, ciego,
me nombras y me amas?: yo me niego,
y en ese espejo no me reconozco.

Yo soy el acto de quebrar la esencia:
yo soy el que no soy. Yo no conozco
más modo de virtud que la impotencia.


Pero no cejes; porque no se sabe
cuándo pierde el amor, dónde la tierra
volteando camina, ni qué encierra
mensaje del que nadie tiene clave.

Pues el Libro Mayor (y eso es lo grave)
del Debe y el Haber nunca se cierra,
y acaso acierte el que con tino yerra;
ni es nada el mundo hasta que el mundo acabe.

Si te dicen que Dios es infinito,
di que entonces no es; y si finito,
que lo demuestre pués y que concluya.

Pero no hay Dios ni hay Ley que a contradanza
no se pueda bailar. Tu muerte es tuya.
Tu no saber es toda tu esperanza

Agustín García Calvo

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me asesinaréis al amanecer
a escondidas, pero temerosos,
porque sabéis que mi nombre
no lo amordazará el silencio;
porque sabéis que mi sueño
no lo ahogaréis.
Esta libertad,
de labio en labio,
paso a paso,
poco a poco,
se os escapa.

Salvador Puig Antich

Anónimo dijo...

No demano gran cosa:
poder parlar sense estrafer la veu,
caminar sense crosses,
fer l'amor sense haver de demanar permisos,
escriure en un paper sense pautes.

O bé, si sembla massa:
escriure sense haver d'estrafer la veu,
caminar sense pautes,
parlar sense haver de demanar permisos,
fer l'amor sense crosses.

O bé, si sembla massa:
fer l'amor sense haver d'estrafer la veu,
escriure sense crosses,
caminar sense haver de demanar permisos,
poder parlar sense pautes.

O bé, si sembla massa...

Miquel Martí i Pol

Anónimo dijo...

Nada queda igual.
No pierde el vencido.
Las voces de los que pese al miedo
estuvieron allí y murieron,
no las silencian los verdugos.
Viven en los sutiles rayos de luz
que marcan la diferencia.