miércoles, 28 de octubre de 2009

CIVISMO, el cinismo del poder municipal.

De nuevo nos ponen más cámaras para espiarnos, más control a bajo precio, solicitadas por el Ayuntamiento deBarcelona. Hace apenas unos días el Sr. Hereu (Cast: Heredero),ante los pobres resultados de las encuestas electorales, nos deleitaba con un inflamado discurso sobre el descrédito orquestado que según él cae sobre Barcelona. No nos sorprende, como en otras ocasiones, un gesto autoritario (represivo) se combina con otro tocando la parte sensible del ciudadanismo, aquel que llegó al orgasmo en el 92.Lamentablemente nos recuerda aquella imagen de Quo Vadis?, dondeNerón (Peter Ustinov), cantaba sus poesías mientras echaba las culpas del incendio de Roma a los cristianos. La culpa de la deriva, en el peor sentido de la palabra, de Barcelona solo es de quienes imponen su podere conómico y político (2 en 1). Ya no se trata de prostitución de carne sino de la urbanística que se ofrece a la especulación inmobiliaria y al negocio turístico. Barcelona pretendió ser la capital del diseño, de la solidaridad y ahora lo pretende de ese "progrom" del civismo. Cuando el poder actúa, lo hace despojando a la personade su humanidad, lo cosífica, lo vuelve objeto. Así es más facil actuar de forma contundente. En la antiguedad fue el "chivo expiatorio" o las brujas, después el negro o el judio, hace poco el xarnego o el catalán, el moro o el okupa, ahora es el Incívico, ese concepto de la neolengua que va a penalizar actitudes o comportamientos, pero que indisociablemente van asociados casi siempre a status social. Molestan los jóvenes que hacen botellón barato para divertirse o la puta que vende sexo en las calles, no los pijos que van al antro fashion o la furcia que se anuncia en los periódicos.Barcelona és bona si la bossa sona!
Frente a la "criminalidad" del incivismo, el civismo opone su estupidez, su discurso vacío y chato, su renuncia a la vida, su miedo atávico. Y sin embargo "nosotros" no hemos sabido darle la vuelta a ese discurso, mostrando sus mentiras oponer un discurso potencialmente revolucionario.


"Se habla mucho de «fuerza revolucionaria». Habría que distinguirla de la potencia revolucionaría. Fuerza revolucionaria es, en efecto, aquello que inspiró el golpe mortal dado por Pino Pelosi a Pasolini, con todo el odio de clase ahí inscrito. Fuerza revolucionaria es también lo que hace atreverse a dos chulos a robar a mi madre dos candelabros, y a amenazarla, con la falta de respeto por la propiedad privada que ahí se indica. Potencial revolucionario supondría, en cambio, la existencia de una clase que no sólo odia a su opresor, sino que sabe como combatirlo, y como hacer desaparecer los elementos cuya supresión es técnicamente necesaria para permitirle cometer todos los delitos." Leopoldo Maria Panero


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